domingo, 14 de noviembre de 2010

EL SEXO Y EL TABACO


¿Qué tal, amigos? ¿Cómo le va la semana? Espero que bien. Bienvenidos de nuevo al blog con las últimas informaciones importantes sobre la salud de la comunidad.

Hoy vamos a tratar sobre una problemática especial, que tiene mucho que ver con las consecuencias (como no, las negativas) del hábito voluntario de inhalar humo, esto es de fumar. Cuando fumamos, introducimos en el cuerpo muchos elementos “raros” y “extraños” que como consecuencia lógica, tendrá una reacción correspondiente en nuestros cuerpos.
Entre estas cosas negativas cabe mencionar la impotencia sexual, que también la conocemos como disfunción eréctil. Podemos definirla como la incapacidad de conseguir o mantener una erección suficiente para tener una actividad sexual satisfactoria. Hay muchísimos estudios que muestran que entre las causas más comunes de este trastorno están la depresión, la ansiedad, la diabetes, unos fármacos y, no el último lugar, el tabaco. Los datos científicos indican que si fumamos unos 20 cigarrillos al día, ellos son suficientes para aumentar hasta un 60% el riesgo de tener impotencia sexual, el porcentaje que sube si se juntan una mala alimentación, el sedentarismo y la ingesta de alcohol.
Todos sabemos que si practicamos este hábito tabáquico más temprano o más tarde pillaremos alguna enfermedad respiratoria, o cardiovascular o algún cáncer incurable. Sin embargo, muy pocos fumadores conocen que este hábito provoca otras enfermedades graves como la disfunción sexual. La Sociedad Americana del Corazón, en su reunión anual de Epidemiología y Prevención de Enfermedades Cardiovasculares, concluyó que, así como el tabaco afecta a los vasos sanguíneos del corazón y al resto del sistema cardiovascular, también causa alteraciones en el sistema circulatorio penenano.
«Cigarros, aterosclerosis, enfermedades coronarias y disfunción eréctil comparten fuertes factores de riesgo» explica el doctor Jiang He, profesor de la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de Nueva Orleáns. En esta ocasión, sin embargo, los investigadores han logrado establecer la relación directa del tabaco con este problema sexual independientemente de otros elementos de riesgo como el colesterol, la diabetes o la presión sanguínea.
La disfunción eréctil puede tener como posible causa la formación de placas de ateroma que impiden que la sangre fluya de manera correcta por los vasos. Y el tabaco ha demostrado su mala influencia en el buen funcionamiento cardiovascular.
Las conclusiones de todos estos estudios son clarísimas: Los hombres de 30 a 40 años que fuman, aumentan entre un 50% y un 60% -algunos incluso apuntan al 80%- el riesgo de padecer impotencia.
“Otro motivo más para dejar de fumar”, pensarán muchos (y con buen motivo) ante estas conclusiones contundentes, que fueron presentadas en esta reunión anual de la Sociedad Americana del Corazón.

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