jueves, 2 de diciembre de 2010

VIOLENCIA PSÍQUICA


            Continuando con el tema de la Violencia contra la Mujer hoy veremos el aspecto de la Violencia Psíquica.
A dos personas que contraen el matrimonio, nunca se les pasaría por la cabeza hacerse daño uno al otro. Pero este mundo está tan lleno de maldad y si esto llega a entrar en un hogar, no sólo existirá la violencia física que lo podrías denunciar y demostrar. Pero y si se trata de violencia psíquica, cuando tu cónyuge entra por esa puerta y ese beso o esa sonrisa al llegar ya se alejó hace un tiempo atrás.
Y en vez de eso ves una cara triste o enfadada y no te saluda; sino al contrario, te pide cuentas de lo que hayas hecho durante el día y todo esto o gruñendo o gritándote. Y tú contestas sus preguntas al principio de la misma forma gruñendo o gritando; y él te pega y tú decides no gritar ni gruñir, sólo contestar con voz suave y calmada todas sus preguntas.
Y así transcurre un día tras otro, tú ante la gente sonríes, pero sólo Dios que lo ve y sabe todo es el que se entera de lo que realmente está pasando dentro de tu casa. Y tú piensas “me aguanto por los niños, porque no quiero terminar en un divorcio y pensar yo que es un mal ejemplo para ellos”. Porque cuando hiciste los votos matrimoniales, prometiste estar siempre con esa persona, a pesar de los “problemas”.
Y si encima tu esposo te amenaza con poner a los hijos en tu contra, contándoles mentiras sobre ti. Tienes que “aguantar” cualquier cosa que te haga, aún más cuando vives en una sociedad o cultura “machista”, donde los divorcios son mal vistos o no se permiten realizarlos.
Llega un día, cuando ya han pasad varios años de tanto aguante, te empieza a doler la cabeza y te da un derrame cerebral, te llevan al hospital. Y aún estando allí, te preguntan que ha pasado y dices miles de inventos y cosas que se te vienen a la cabeza. Pero no hablas, ni cuentas nada de lo que realmente te está sucediendo, porque mientras contestas a lo que te preguntan, piensas en aquella persona que te ha amenazado con una u otra cosa.
¡Ánimo, cónyuge! Aunque pienses que no puedes salir de este hoyo, hay un Dios grande y poderoso que puede salvarte. Ese Dios ha hecho muchos milagros en muchas parejas y hogares, que libremente le han permitido entrar en sus vidas.
¡Hazlo y verás que feliz te sentirás al ver que Él pudo hacer lo que tú ni nadie hayan podido hacer en tu vida!

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