miércoles, 1 de diciembre de 2010

DESACUERDOS CONYUGALES



El día 25 de Noviembre fue el Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Me gustaría escribir algunos pensamientos en forma de consejos para que en nuestras familias haya paz, respeto, amor y comprensión.

Dos personas (hombre y mujer) se unen en matrimonio y en sus votos conyugales prometen quererse, ayudarse, respetarse y amarse en la alegría y tristeza, en la pobreza y riqueza, lo aceptan de forma unánime. El primer año de matrimonio se dan cuenta que no todo es color de rosas, que ambos tienen diferencias, es decir defectos y también virtudes, pero nuestro cerebro visualiza y analiza los defectos y es aquí cuando se enfrentan ambos cónyuges y dejan a un lado y olvidan lo bonito y hermoso que fue su noviazgo y sus votos matrimoniales, vienen las discusiones acompañadas de insultos. Y lo peor es que generalmente se dicen uno a otro “te acuerdas” de esto o aquello “malo” que me hiciste, tal fecha y así etc, etc.

            Si ambos cónyuges empezarían juntos a recordar o analizar más las virtudes de ambos, todo sería diferente, porque una virtud puede cubrir muchos defectos, y lo mejor es no utilizar las palabras “siempre”, “nunca”, etc.
            Si antes de discutir se hablase de adulto a adulto, y no de padre o madre a hij@, no sería una discusión, sino sería una conversación calmada, poniendo de frente el problema y viendo los diferentes puntos de vista, encontrarle la mejor solución, pero dejando que la otra parte también dé su opinión y consejo y entre los dos elegir lo correcto. Así otro día tendrían ganas de conversar de ese problema y no de discutir.
            El esposo debe intentar comprender los puntos de vista de la esposa, porque ella se guía más por los sentimientos y emociones.
            La esposa debe intentar comprender al esposo y sus puntos de vista, porque él se deja llevar por la lógica, es más concreto y no detallista.
            Otro consejo sería que antes de que surja una discusión, los esposos se pongan de acuerdo y si uno empieza la discusión, irse a otra habitación; o decir “por favor, cuando estemos calm(ad)os, hablaremos de este tema”.
            O decir “Déjame pensarlo mejor y tú también puedes hacerlo si te parece bien, y luego hablamos, cuando tengamos las cosas claras”.
            Aconsejamos a ambos cónyuges que se sienten, si es posible cada uno con libreta y boli en la mano, y empezar a recordar cosas buenas vividas entre ambos y escribirlo todo cuanto sea posible y también pedirse uno a otro digan sus virtudes y también lo que les gusta físicamente, como por ejemplo: El esposo le dice a la esposa “Eres buena cocinera, pero además eres guapísima”; y la esposa le dice al esposo “Eres muy trabajador, pero además eres muy guapo”.

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